lunes, 24 de enero de 2011

SUPERESTRUCURA

En general, se entiende por superestructura al conjunto de los fenómenos jurídico-políticos e ideológicos y las instituciones que los representan.
El estado, el derecho, las ideologías, las religiones, las manifestaciones artísticas, etc., son hechos sociales que se inscriben en el contexto de la superestructura de una determinada sociedad.
La base económica (infraestructura) de la sociedad determina siempre la superestructura. Marx y Engels postulan que para estudiar la sociedad no se debe partir de lo que los hombres dicen, imaginan o piensan, sino de la forma en que producen los bienes materiales necesarios para su vida. La determinación de la superestructura por la infraestructura no debe entenderse como una determinación mecánica, sino que como una determinación de última instancia; vale decir, que las condiciones económicas finalmente determinan, pero las otras instancias de la sociedad desempeñan también un papel.


Conjunto de elementos de la vida social dependientes de la infraestructura. En este conjunto se incluyen la religión, la moral, la ciencia, la filosofía, el arte, el derecho y las instituciones políticas y jurídicas. 
 

      La tesis básica del materialismo histórico es que la superestructura depende de las condiciones económicas en las que vive cada sociedad,  de los medios y fuerzas productivas (infraestructura). La superestructura no tiene una historia propia, independiente, sino que está en función de los intereses de clase de los grupos que la han creado. Los cambios en la superestructura son consecuencia de los cambios en la infraestructura. Esta teoría tiene importantes consecuencias:
  • por una lado, la completa comprensión de cada uno de los elementos de la superestructura sólo se puede realizar con la comprensión de la estructura y cambios económicos que se encuentran a su base;
  • por otro, la idea de que no es posible la independencia de la mente humana, del pensamiento, respecto del mundo económico en el que están inmersas las personas, lo que puede fomentar un cierto relativismo.
      En el caso de la filosofía, ello quiere decir que la historia de la filosofía no puede ser una historia interna del pensamiento (algo así como la historia de cómo unos sistemas filosóficos dan lugar a otros); es preciso apelar a algo externo a ella misma, como es la economía, para comprender la propia filosofía. Las teorías filosóficas son consecuencia de las circunstancias económicas y de la lucha de clases en la que está inmersa la sociedad en la que vive cada filósofo

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